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Relación del tabaco y sustitutos, con la salud oral

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Dra. Arabella Michelén

Viernes, 23 Agosto 2024

El tabaco es originario de América, donde se utilizaba en las actividades ceremoniales y religiosas, también con fines medicinales, por ejemplo, las hojas se colocaban en las heridas para acelerar el proceso de cicatrización. Algunas de estas culturas la consideraban como una planta sagrada. Con la llegada de los europeas, estos conocen el tabaco y lo llevan al viejo continente.

Durante el siglo XVI se continuó utilizando prácticamente con fines medicinales, sin embargo ya en el siglo XIX, el consumo del tabaco da un giro hacia lo recreativo y se masifica, gracias a las promociones, comercializándose en forma de cigarros, cigarrillos y puros.

A inicios del siglo XX la comunidad científica empezó a preocuparse por el consumo del tabaco y a asociarlo con problemas respiratorios, circulatorios y cáncer de pulmón y del resto de las vías respiratorias. Iniciándose así innumerables estudios que arrastraron grandes campañas preventivas sobre el consumo del tabaco.

La Organización Mundial de la Salud, determinó que el tabaquismo es una enfermedad, que crea adicción y afecta no solo al que lo consume, sino a su alrededor, clasificando como fumadores pasivos, quienes conviven con un fumador. Es una enfermedad crónica, que afecta tanto física como psíquicamente al paciente; su consumo es adictivo. En el afán de ayudar al paciente a superar el vicio de fumar, la industria ha presentado diversas alternativas: algunas con nicotina, otras sin nicotina. En ocasiones estos sustitutos tampoco son saludables.

La salud oral del paciente se ve afectada, en diversas formas, siendo las más comunes:

⁃ Mal aliento, el olor a tabaco delata al fumador con el simple hecho de abrir la boca. Situación que torna a dificultar las relaciones interpersonales y afectar el autoestima.
⁃ Disminución del flujo salival. Acarreando resequedad en la cavidad oral, dificultad para la fonación y deglución.
⁃ Ocasiona manchas en las superficies dentarias, que van desde tonos amarillentos a marrón oscuro.
⁃ Es un factor predisponente para la aparición de la caries dental, tanto por la disminución del flujo salival, como por el aumento de microorganismos patógenos en la boca
⁃ El consumo de tabaco está íntimamente relacionado a la enfermedad periodontal, en sus diferentes etapas, desde la gingivitis, hasta la periodontitis. Esta es de carácter crónico y como tal está íntimamente relacionada a la diabetes, problemas circulatorios, partos prematuros y bebe de bajo peso al nacer. Es oportuno mencionar que la periodontitis está entre las principales causas de pérdidas dentarias en los adultos.
⁃ Altera el sentido del gusto; las papilas gustativas se ven afectadas en el paciente fumador.
⁃ Afecta el proceso de cicatrización. El paciente fumador ve retardada la cicatrización después de realizarse tratamientos odontológicos, incluso en ocasiones tiene menos posibilidades de éxito de los mismos por su condición de fumador, es el caso de cirugías periodontales, colocación de implantes, procesos estéticos y extracciones dentales.
⁃ El microclima de la cavidad oral varía en el paciente fumador, tanto por las condiciones químicas y de temperatura; es común ver en estos pacientes lesiones vírales, llagas, de forma repetitivas,
⁃ El cáncer oral está íntimamente unido al tabaquismo, lesiones que en un inicio parecieran benignas y no se les da la debida importancia, al ser vista bajo la lupa del patólogo, resultan ser un cáncer oral, arrastrando todas las consecuencias negativas que esta enfermedad lleva consigo, no solo al paciente, también a su núcleo familiar, a nivel físico, mental y económico.
Dejar esta adición implica un esfuerzo personal, tomar conciencia de lo que esto significa, aceptar que en ocasiones hacerlo solo no será posible, entonces abrirse a la ayuda de quienes le rodean y guiado por profesionales de la salud, expertos en el área. Las secuelas del tabaquismo, pueden durar años para eliminarse, otras son permanentes.

Estos pacientes deben visitar al odontólogo, por lo menos tres veces al año, estar pendiente de cualquier variación en los tejidos blandos de la boca, este puede ser el primer signo de alerta de una lesión maligna. Cambiar con mayor regularidad su cepillo dental y sobretodo proponerse dejar el consumo de tabaco, ya que esto es perjudicial para su salud oral y general.

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