Dra. Arabella Michelén
Domingo, 21 Abril 2024
El bruxismo es un mal hábito descrito como el rechinar o apretar los dientes de forma involuntaria, realizado comúnmente en el horario nocturno, mientras se duerme y es repetitivo. Va desde leve a severo, acarreando diversas consecuencias negativas para la salud, que varían de un paciente a otro. Está íntimamente asociado: al estrés, ansiedad, mala oclusión, apiñamiento dental, alteraciones de la articulación temporo-mandibular y hábitos del sueño.
Es importante saber que puede aparecer en cualquier edad y sexo, siendo más común, en la etapa adulta, donde la presión de la producción económica, por la realización como persona, tanto en el área personal, familiar y profesional, generalmente son más marcada, (mayor estrés y ansiedad, mayor posibilidad de desarrollarlo). Sin embargo, existe el bruxismo infantil, comúnmente en niños de dos a seis años, relacionado generalmente con la muda de la dentición primaria, suele ser pasajero; no se puede descartar el estrés, tan característico de estos tiempos, en la población infantil; adolescentes, adultos mayores, igualmente pueden ser bruxomanos; siendo las causas que lo originan las mencionadas anteriormente. Sin embargo, cada individuo es único, al igual que su historia de vida, las situaciones que marcan cada existir y por tanto su bienestar, salud física y mental son muy diferentes y definitivamente el bruxismo está muy relacionado a esto.
El paciente que padece de bruxismo, generalmente llega a la consulta, refiriendo molestias o limitaciones al abrir y cerrar la boca, sobre todo al despertarse, cada día nota que sus dientes están más pequeños ( desgastados) , dolores de cabeza, de oídos, que en ocasiones se irradian al cuello, incluso a la espalda alta, tensión muscular, hipersensibilidad dentaria, dificultad para conciliar el sueño, la persona que le acompaña a dormir escucha un ruido molestoso; otros acuden a un chequeo rutinario y reciben el diagnóstico en la consulta.
Los signos y síntomas mencionados en el párrafo anterior no son exclusivo del bruxismo, por lo que, para el diagnóstico de esta condición el odontólogo necesita:
Una buena historia y examen clínico y dental, radiografías, evaluación de la articulación temporomandíbular y la oclusión dental, funcionabilidad de los músculos masticastorios, entre otros aspectos.
El tratamiento varía mucho de un paciente a otro, tiene que ver la intensidad del hábito, la historia clínica y la actitud del paciente ante la situación.
Lo primero es eliminar en la medida de lo posible la causa que lo provoca, por ejemplo, en la presencia de un apiñamiento dental, prótesis dentales deficientes, se procede a referir al especialista de esas áreas y a trabajar en restaurar una oclusión adecuada; pacientes ansiosos o sometido a mucho estrés deben buscar la ayuda de un profesional de la salud mental; generalmente es un tratamiento interdisciplinario, con varias causales y donde solo no bastan las placas miorrelajantes, sino un conjunto de medidas y tratar los orígenes, no quedarse con disminuir los signos y síntomas.
El profesional de la salud oral se va a valer de todos los avances científicos y tecnológicos que estén a su mano y certificado por estudios calificados, desde:
- Fármacos, como los relajantes musculares, analgésicos, antiinflamatorios, etc. . Prescritos según la necesidad de cada caso.
- Terapias de manejo del estrés y de relajación. Es muy común la intervención de profesionales de la salud mental.
- Indicación de la suspensión del consumo de drogas, alcohol y tabaco, los cuales predisponen al bruxismo. No solo son dañinos para la salud oral, también la general.
- Tratamientos dentales, tanto para eliminar las causas y síntomas, como para reparar el daño ya causado; estos van desde la eliminación de caries, problemas periodontales, prótesis mal adaptadas, reposición de piezas ausentes, ajustes oclusales, colocación de implantes. El objetivo es restaurar la mordida, prevenir contactos oclusales inadecuados y por tanto aportando a la relajación de los músculos masticatorios.
El objetivo es restablecer la salud y agregando belleza.
Aplicación de toxina botulinica, (Botox), para relajar los músculos maseteros que intervienen en la masticación. Lo cual reduce la actividad de los mismos, por lo tanto, disminuye el desgaste y pérdida del tejido dentario, el dolor en el área, la molestia al abrir y cerrar la boca. Realmente es la combinación ideal junto a la placa miorelajante y otros tratamientos en el control de este hábito.
Uso de férulas, para la protección de los dientes y distribución de las fuerzas ocasionadas con el rechinar de dientes. Estas son realizadas de forma personal, según las necesidades del paciente y deben ser supervisada según la periocidad indicada por el odontólogo.
Aplicación de terapias fotodinámicas, las cuales ayudan a la relajación muscular, mejorando el sueño y disminuyendo el apretar los dientes.
Es importante recalcar que difícilmente sea suficiente un solo tratamiento, usualmente es la combinación de varios que van a ser efectivos y en consecuencia le van a devolver al paciente calidad de vida en ese aspecto. Las secuelas del bruxismo van desde el desgaste del tejido dentario a una fractura del diente, con la posibilidad de perder una o más piezas dentarias; disminución de la dimensión vertical, dando la impresión de vejez prematura; daños en la articulación temporo mandibular y todo el sistema masticatorio; trastornos del sueño y por tanto de la salud física y mental del individuo; fuertes dolores de cabeza , oído y cuello; hasta complicaciones con la personalidad del individuo.
Lamentablemente, ante una vida cada vez más agitada, el número de pacientes bruxomanos va en aumento, pero, gracias al continuo avance científico y tecnológico, hoy , el tratamiento es más efectivo, el profesional de la salud oral, tiene a su disposición: escáner que logran impresiones más fieles que garantizan férulas más precisas, la incorporación del Botox y terapias fotodinámicas, hacen más eficientes la eliminación de las causas que le dan origen; por otro lado el reconocer que es una condición multifactorial , ha hecho de las interconsultas con las demás áreas de la ciencia de la salud, tales como psicólogos, terapeutas de la conducta , psiquiatras y especialidades odontológicas, el pan nuestro en el tratamiento del bruxismo, en definitiva, todo esto beneficia grandemente al paciente.
Es importante resaltar que el bruxismo, a pesar que tiene sus principales manifestaciones en boca, no solo afecta la salud oral, también, la general. La fonación, concentración y alimentación son áreas del diario vivir impactadas negativamente en estos pacientes. Ignorar que cada día va en aumento los pacientes que lo padecen es cerrar los ojos a una realidad que nos arropa, el estrés forma parte en la mayoría de estilos de vida que se están asumiendo en los últimos años y el bruxismo y la ansiedad tienen una estrecha relación, En ocasiones su diagnóstico se convierte en la voz de alerta de que algo más allá de un rechinar de dientes no está bien, que es hora de tomar una pausa y reestructurar varios aspectos de nuestro diario vivir y que se necesita de ayuda profesional, en diversas áreas, un paciente en una y otro en otras.
Las más comunes son: endodoncia, ortodoncia, rehabilitación y Periodoncia en el área de la odontología; así como en la medicina general y terapias conductuales.
Si las causas que le dieron origen al hábito reaparecen, después de haber sido tratado el paciente, el rechinar de dientes y los síntomas regresarán, de ahí la importancia de que el paciente acuda regularmente a las citas de control con el dentista y tome medidas serias que eviten una recaída.
No olvide ante la primer duda o sospecha de ser un bruxomano agendar su cita con el odontólogo. Recuerde el odontólogo es su aliado.